La arrogancia de jugar a ser un dios
¿Alguna vez has jugado a ser dios? Es un juego realmente emocionante. Bajo un falso altruismo, aparecemos para ayudar a otros y movemos los hilos. Consejos, dirección, cámara y acción… hay alguien bailando al son de nuestra música.
Siempre he pensado que soy una persona bastante arrogante, porque he jugado
demasiado al juego del dios. Dios en la vida de aquellas ovejas perdidas que
necesitan de mi mano para encontrar su camino; dios sirviendo de intermediaria
para que las cosas se concreten, para que las personas se entiendan, para que
el desamparado encuentre algún lugar al que llegar. He jugado a ser dios tantas
veces, enseñando y sacrificándome para que quien digo amar, logre todo lo que
desea. ¿Y yo? Yo me lleno con ello.
Me lleno de sus emociones, me lleno de su agradecimiento, me lleno de su
devoción, me jacto con su adulación y me emociono de pensar en su gran deuda.
Por supuesto, dios no pide pagos; por lo tanto, la deuda será la gratitud
eterna y eso significará que le rindan homenaje el resto de sus días.
Cuéntame, ¿a cuántos dioses has conocido? Se hacen pasar por gente buena,
gente que lo entrega todo por amor, pero realmente absorben la felicidad de
otros para sí mismos. Seres solitarios, seres egoístas, llenos de dolor, seres
que hacen todo en nombre del amor. Ellos no se sienten capaces de sobrepasar
sus límites, así que consiguen a aquellos capaces de lograrlo todo y así pertenecer.
¿Te gustaría que jugara contigo a ser tu dios? Me conocerás, te fascinará
mi personalidad, la forma en la que hablo, lo mucho que soy capaz de conocerte,
de valorarte, de amarte, de aceptar de ti aquello que nadie jamás aceptó. Puedo
entender con facilidad todo lo que yace en lo más profundo de tu corazón…
podría destruirte. ¡Ah! ¿Pero por qué hacerlo? No tiene sentido hacer algo que
te va a alejar, cuando podría enseñarte a construirte y, con esto, convertirme por el resto de
tus días en tu dios.
Sí, soy muy arrogante. Pero debo admitir que jugar a ser dios se me da
exquisitamente bien.
Comentarios
Publicar un comentario